lunes, febrero 20, 2006

Hombre con cara de sol

Habí­a una vez
O más bien siempre ha habido
Un hombre con ojos de pez
Y con el rostro amarillo
"Me llamo Yasuhiro", pronuncia en torpe castellano este simpático sujeto regordete, sin bigote ni barba, con ojos grandes que envuelven y un rostro tan amarillo que pareciera un sol que mira a todo el mundo con agrado.
El nombre de Yasuhiro no es japones, ni coreano ni yucateco, está huérfano de cualquier raí­z etimológica ancestral. Aunque hay algunos académicos que dicen que significa: hombre de enorme sonrisa. Y si es así, le queda a la perfección.
"Amigos amigos". Repite con frecuencia, siempre muy sonriente y de muy buen modo. Es verdad, no habla muy bien español, de hecho lo sorprendente es que habla igualmente mal todos los idiomas del mundo.

Si, Yasuhiro habla español, mandarí­n, francés, albanés, portugués, sueco, congolés, griego, alemán, inglés, indi, persa, swahili, danés, árabe, búlgaro, checo, croato, finlandés, etc. Y todos con ese acento bastardo tan simpático al oído.
”Fiesta fiesta”. Efectivamente, Yasuhiro no se conforma con hablar todas las lenguas, también se ha preocupado por celebrar todas las fiestas y practicar todas las religiones. Eso sí, a todas les ha quitado la parte sufrida y dolorosa, por eso siempre está contento.
Su rostro sonriendo es un sol tan pero tan bonito; olvidado de hipocresía, exento de complejos, curado de espantos. Es muy buen tipo de veras, muy considerado, muy franco, y siempre pendiente de cumplir todos tus deseos.
"Me gusta me gusta". Es una ternura cuando sus enormes ojos de pez parecen estar observando todo el universo al mismo tiempo, cuando te confiesa sus sueños. Yasuhiro sueña con ser él mismo la humanidad entera.
Yasuhiro quiere mirarse como la imagen de cada una de las páginas de la historia, quiere ser el lápiz con el que se escriben, quiere ser la cultura, ser materia y energía, ser como todos, ser absolutamente todos nosotros al mismo tiempo.
Falta decir de qué trabaja Yasuhiro
Él vende manzanas rojas de verdad
Manzanas que saben a cielo perdido
Yasuhiro es
el
mi s m o
s a t a n Ă s.

miércoles, febrero 15, 2006

De cómo nace Gur, el Místico

En un principio no había nada, sólo la nada, y no había nada que la defendiera, así­ que un cocodrilo que no había desayunado nada, se la comió.

Lo más raro del asunto es que el cocodrilo que se comió la nada vomitó algo (la nada puede causar indigestión).

De ésta masa nauseabunda se forma un ser: mitad hombre y mitad Dios; mitad ángel y mitad demonio; mitad cuerdo y tres cuartos loco; mitad fresa y mitad vago; mitad nada y mitad algo.(No suman bien, pero así dice la leyenda).



El ser escupe, y del fluido surge Gur, el Místico



(No puede ir punto final inmediatamente después de "Gur, el Místico" para no cortar el eco cósmico de la O ).