sábado, marzo 18, 2006

Sala de Gurgencias

Corro. corro. corro. corro. La vida tiene 600 caballos de fuerza. La vida acelera de 0 a 100 km/h en 1.3 segundos. Corro.corro.corro.corro.




Muro de concreto.




Sólo así­ pude detenerme.
300 pulsaciones por segundo.
Signos vitales por primera vez en mi vida.
¿Para qué frené?



Sólo para verte,
me urges.




Me urge liberarme de este peso,
el peso del beso que no te he dado todaví­a
me urge tu mano dibujándose arrugas entre las mí­as
me urgen mis brazos envejeciendo alrededor de tu cuerpo.


Me urge esa eternidad que no entiendo,
ese eterno pedazo de aire entre nosotros y el tiempo,
y por centésima vez en lo que va de esta hoja,
me urge volver a darme de lo mucho que te quiero.


Me urges,
como siempre.

1 comentario:

Solecin dijo...

Llenas el hueco eterno con la palabra justa. Tu voz se escucha sabia y urbana, apasionada y rotunda.
Tal vez este poema sea el más bello que haya leído en mucho tiempo.