Cada primero de Enero de cada año, desde hace unos tres años mas o menos, reescribo la misma frase en el espejo de mi cuarto. Sitio donde me veo forzado a leerla todos los dias. Es una consigna que aunque sea trillada y lugarcomunesca, me ayuda a entender que la realidad muchas veces nos es adversa, que las cosas cuestan mucho trabajo y que en momentos pareciera que todo te arrastra hacia abajo, que todo se pone en tu contra, que nomas no te dejan avanzar.Pero ese enunciado es como una cachetada, me despierta y me ordena dejar de hacer berrinches y ponerle tamaños a la vida. Cuando en verdad la creo, cuando en verdad la siento con fuerza en mi interior, sé que puedo con la vida, sé que tengo la rabia, la inteligencia y el alma suficientes para enfrentarla.
"Nunca te rindas", me lo dice todos los días el espejo, y es que el espejo, el mundo y la vida; no sabran perdonarme si lo hago.
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