martes, julio 18, 2006

Los Gargorimbos

Érase una vez, en un lejano charco de lodo, un reino habitado por unos simpáticos y apestosos seres llamados “Gargorimbos”.

Los Gargorimbos eran seres muy alegres, muy festivos y eso sí, muy devotos. Cada año celebraban el día de la putrefacción, donde daban gracias a Dios por todo lo bueno que les había pasado en el año.

En esas fechas, las casas de las familias gargorimbas se llenaban de felices adornos hechos con pedazos de insectos y pequeños trocitos de excremento. Justo la noche del festejo, el rey gargorimbo (un tipo muy apuesto por cierto, con el cuerpo lleno de envidiables verrugas) presidía una ceremonia donde se hacía vomitar a un enorme sapo.

Cómo se divertían los niños gargorimbos jugando en el viscoso licuado estomacal del sapo, decían que era de buena suerte encontrarse con algún pedazo de mosca o de mosquito. Era muy divertido ver a los pequeñines chapoteando, ver sus inocentes caritas dulcemente cubiertas de purulentos granitos y pequeñas verruguitas supurantes.

Una vez, un pequeño gargorimbillo le preguntó a su papá --¿Cómo es Dios papito? ¿es bonito?- el padre, dejando a un lado la tradicional pata de hormiga que con gusto devoraba, le respondió – Ay pequeño gargorimbo, por supuesto que es bonito, es hermoso como nosotros. Todos en el mundo estamos hechos a su imagen y semejanza-.

Todo era felicidad en el reino gargorimbo, hasta que un día, a la mañana siguiente del festejo, en medio del vómito apareció un ser repugnante.

Era un ser de largos y sedosos pelos dorados, con perturbadores ojos azules, raquíticos dientes blancos y chatos y cubierto de una repugnante piel rosada completamente castrada de verrugas.

Los gargorimbos atemorizados, horrorizados por el desagradable engendro, decidieron ir de inmediato a dar aviso a su monarca, para que les dijera qué debían hacer.

- Un ser tan repugnantemente diferente a nosotros debe ser obra de una fuerza maligna-

Los Gargorimbos ahogaron al ser en el vómito del sapo para purificarlo, le arrancaron la piel y los ojos y lo dejaron desangrándose a la intemperie. Entonces vieron que ésto era bueno, pues conforme fueron pasando los días, el ser se fue haciendo más y más hermoso…

Hasta que finalmente desapareció entre los gusanos.

- Hicimos lo correcto – pensaba el rey gargorimbo.

1 comentario:

Solecin dijo...

Lo digo y lo sostengo: ¡qué buen texto! Lo vuelvo a leer y me vuelvo a sorprender.
¡Ahh! la belleza del lodo..
Yo también iré por una placa para la puerta de la casa de Q que diga: "Este timbre alguna vez fue accionado por el ilustre Germán Uribe". Y luego lo venderé en el mercado negro y tendré para comer toda la vida... ja ja.